La adquisición de un vehículo supone grandes ventajas, entre ellas, la autonomía de viajar en cualquier momento, así como disponer de tu tiempo en todo momento. Sin embargo, mantener el vehículo en perfectas condiciones es uno de los frenos para la adquisición de coche propio. Hoy en Autoescuela Driver os traemos las averías más frecuentes que aparecen en tu coche, así como el mantenimiento del mismo para que su vida sea más útil.
1.- Sustitución de los filtros.
Los filtros de aire son una de las reparaciones de coches más frecuentes, y aunque su reparación suele ser sencilla,, puede ser peligroso que no funcionen adecuadamente, dado que el filtro de aire mantiene el motor de aire funcionando con una proporción equilibrada entre aire y combustible. Cuando fallan, pueden causar todo tipo de problemas en tu coche, por lo que las revisiones periódicas pueden ayudar a detectar cuándo es necesario sustituirlo de forma temprana, evitando un gasto mayor en el futuro.
Otra de las reparaciones comunes el cambio de filtro de aceite, que debería realizarse cada vez que cambiemos el aceite, para evitar que partículas nocivas penetren en el interior del motor. Es una sustitución sencilla y económica que puede ahorrarnos muchos problemas en el futuro.
2.- Pastillas y discos de frenos.
El sistema de frenos es una de las prioridades fundamentales cuando hablamos del mantenimiento del vehículo, no sólo por la importancia de que el vehículo se mantenga en buen estado, sino porque un fallo en los frenos puede suponer un grave accidente, especialmente a altas velocidades.
Los problemas de frenos son fáciles de detectar, ya que cualquier diferencia en la eficiencia de los frenos, puede ser un indicio de problemas en el futuro. Las pastillas de freno, por ejemplo, son un elemento que se desgasta con el uso. Sustituirlas es un mantenimiento rutinario, y es importante que el mecánico las revise cada cierto tiempo.
3.- Lámparas y faros.
El uso del alumbrado es obligatorio, según recoge la Ley de Tráfico y Seguridad Vial en España, para todos los vehículos que circulen entre la puesta y la salida del sol, y en espacios como túneles, pasos inferiores o tramos de vía señalizados. De este modo, la recomendación general es cambiar las lámparas cada 40.000 -50.000 kilómetros o cada dos años, ya que su alcance se va reduciendo conforme pasa el tiempo. Es importante recordar que el cambio de luces debe hacerse de dos en dos, para asegurar un alumbrado simétrico y que es obligación de todo conductor mantener los faros siempre limpios.
4.- Sistema Adblue
A fin de cumplir con las normativas sobre sostenibilidad y reducción de emisiones contaminantes, el sistema Adblue es otro de los puntos clave en las reparaciones de coches más frecuentes. En este sentido, se trata de un sistema que permite reducir los gases Nox (óxidos de nitrógeno) emitidos a la atmósfera que generan los motores diésel.
Para saber si el sistema funciona incorrectamente, todos los coches que llevan esta tecnología disponen de un piloto que se enciende para informar al conductor de la necesidad de revisarlo.
5.- Sustitución de las escobillas del parabrisas
La mayoría de la gente no consideraría esto como un gasto importante del coche, pero es bastante frecuente tener que cambiarlas, y es un tema a tener muy en cuenta durante las temporadas de lluvias, pues una mala visión desde el vehículo podría incluso provocar un accidente.
La parte positiva de esta “reparación” es que suelen ser muy baratas y sencillas de reemplazar, por lo que puedes incluso hacerlo tú mismo.
6.- Sustitución de la batería
La batería es a menudo una de piezas que primero nos vienen a la cabeza cuando hablamos de las reparaciones de coches más frecuentes. Aunque no se trata de una avería frecuente, es cierto que la vida útil de la batería tiene una media de 4 a 5 años, por lo que si tenemos un coche en propiedad, en algún momento nos enfrentaremos a ella. Además, dependiendo del tipo de motor de nuestro vehículo, aunque la sustitución suele ser sencilla, puede conllevar un gasto importante.
7.-Correa de distribución
La correa de distribución es un elemento fundamental para el correcto funcionamiento de los vehículos con motor diésel y gasolina. Este sistema permite que el motor reciba el aire y el combustible necesarios para circular, expulsando los gases al exterior. Con el paso del tiempo, la correa puede desgastarse, por lo que se recomienda cambiarla cada 100.000 kilómetros, dependiendo del uso del vehículo. Pero si tienes dudas, siempre es mejor contar con la opinión de un mecánico experto para realizar la reparación en el momento oportuno.
8.- Embragues
Las averías en los embragues son una de las más temidas por los conductores, ya que suelen tener un precio elevado en su reparación. Un buen mantenimiento y cuidado son los mejores aliados que tenemos para alargar la vida del embrague de nuestro coche el mayor tiempo posible.
¿Cómo podemos hacerlo? Evitar cambios bruscos de marcha, arrancar con suavidad y evitar mantener el pie apoyado siempre en el embrague pueden ser grandes consejos para evadir una de las reparaciones de coches más frecuentes, y también más caras.
9.- Amortiguadores
Los amortiguadores son uno de los elementos clave en la suspensión del vehículo, es decir, son los encargados de mantener el coche adherido al asfalto y evitar que la fuerza del motor lo despegue. Si se produce alguna avería, cambiar los amortiguadores delanteros y traseros es imprescindible para reducir los bamboleos del coche y repartir el peso de forma equilibrada. El cambio recomendado se encuentra entre los 70.000 y los 150.000 kilómetros recorridos.
10.- Sistema de carga y arranque
Los dos componentes que forman el sistema de carga y de arranque de un vehículo son el alternador y el motor de arranque. Por su parte, el alternador es el elemento que se encarga de distribuir la electricidad que el motor necesita para circular, transformando la energía mecánica en energía eléctrica que se distribuye por el vehículo. Por su lado, el motor de arranque es el componente que permite precisamente que el vehículo se ponga en marcha.
Ambos sistemas son fundamentales tanto para cargar la batería (alternador) como para arrancar el coche (motor de arranque). En caso de un fallo en el alternador, la batería no cargará y por tanto, si queremos arrancar el vehículo, el motor de arranque no tendrá la suficiente tensión como para poder mover el motor térmico y realizar el arranque.